Cuando las revoluciones norteamericana y francesa acaban con el Antiguo Régimen, hay un lugar en España donde se ensaya la modernización y la democracia. En la Bahía de Cádiz, se ha creado una burbuja al amparo del monopolio del comercio con América, donde vive una sociedad de comerciantes rica y poderosa, cosmopolita, culta y liberal.

En los primeros años del siglo XIX se escenifican en ella la lucha de dos imperios; la Francia de Napoleón Bonaparte y la Gran Bretaña de Wellington y Nelson, que acabará otorgándole el dominio de los océanos, después de Trafalgar.

Las familias que controlan el comercio internacional, que pasa por el puerto de Cádiz, están emparentadas con media Europa y asisten a los vertiginosos cambios de los primeros años del siglo, viviendo apasionadamente entre batallas, asedios y epidemias, en medio de bruscos cambios de alianzas que convierten de un día para otro a amigos en enemigos y viceversa. A pesar de ello, del horror de la guerra y del asedio, la fiesta continúa, se vive el instante con el espíritu romántico que, como las modas de Paris o Londres, ha llegado a Cádiz de la mano de personajes como Byron.

Los políticos, que llegan a Cádiz en busca de refugio del avance de Napoleón, encuentran una ciudad cosmopolita que los acoge y alienta a consensuar una Constitución que ampare la autonomía de las provincias de Ultramar, que elimine la esclavitud, que defienda la soberanía popular, acabe con la Inquisición y proclame la libertad de prensa e imprenta. La ciudad se convierte, a través de las tertulias, los cafés y las tabernas en un enorme parlamento donde se discute con pasión lo modelos enfrentados de la España moderna, cuya evolución es posible rastrear hasta nuestros días.

Durante el desarrollo de los episodios descubriremos el amplio universo en el que se desarrollan nuestras historias: Cádiz, una ciudad amurallada con una arquitectura singular, condicionada por un reducido territorio rodeado de mar por todos lados, con una actividad comercial trepidante de su puerto y de las Casas Comerciales, en las que conviven el trasiego de productos con la vida residencial.

La población de una ciudad refugio, procedente de diversos lugares de España y Europa, en la que cohabitan estrechamente diferentes clases sociales y conviven diversos idiomas.

La vida social muestra diversas expresiones culturales: conciertos, opera, teatro, manifestaciones religiosas, carnaval, desfiles, bailes, coplas.

Las tertulias políticas y literarias de Margarita de Morla o Frasquita Larrea simbolizan este temprano despertar de mujeres avanzadas a su tiempo, capaces de negociar fletes con Gran Bretaña y a la vez, tener apasionados amores románticos con figuras con José de San Martín, que acaba encabezando la liberación del Rio de la Plata.

Hay un pueblo de: pescadores, marinos, soldados, artesanos, criadas, panaderos y pequeños comerciantes que vive, con humor, los muchos padecimientos y calamidades de esos años, capaz de trapichear con unos y con otros y hacer contrabando por tierra y mar, y a la vez, es capaz de formar vistosos batallones de voluntarios (Guacamayos y Lechuguinos) no remunerados, para defender su tierra de invasores o hacer una auténtica guerra de guerrillas al ejército francés